Manuel empieza a dudar de la veracidad de la historia que Abel le contó sobre su viaje a Córdoba. Los detalles poco claros y las contradicciones en su relato lo hacen sentir que algo no está bien. Abel dice que su viaje fue solo un asunto de trabajo, pero Manuel no lo encuentra convincente. Aunque no tiene pruebas claras, empieza a cuestionar la conexión entre el viaje de Abel y el gran incendio en la refinería. Una sensación vaga pero intensa de que podría haber un secreto mucho más grande oculto lo lleva a no ignorar la situación.
Decidido a descubrir la verdad, Manuel recurre a Don Romulo, conocido por su habilidad para investigar, para que averigüe más sobre el viaje de Abel. Don Romulo acepta de inmediato y comienza a indagar en los detalles del viaje de Abel. Empieza a verificar la información relacionada con su itinerario, el propósito de su viaje y otros detalles que Abel no mencionó. Poco a poco, Don Romulo descubre que hay varios puntos que no coinciden con lo que Abel dijo. Esto hace que Manuel sienta aún más desconfianza, y empieza a creer que el viaje a Córdoba podría ser parte de un plan más complejo que Abel está tratando de ocultar.
A medida que la verdad comienza a salir a la luz, Manuel empieza a notar una extraña conexión entre el incendio en la refinería y otros eventos recientes. Abel podría no ser solo un narrador, sino parte de un plan mayor. La información que Don Romulo ha recopilado sugiere que Abel podría estar vinculado a personas con motivos oscuros, y el incendio podría no haber sido un accidente. Manuel se preocupa por las repercusiones de esta investigación, pero está decidido a continuar para descubrir el misterio que Abel intenta ocultar.