José Juan, el viejo amigo de Lorenzo, lo invitó para hablar sobre las condiciones del matrimonio entre Curro y Matilde. Lo que parecía una simple conversación, pronto se convirtió en una historia mucho más complicada cuando Lorenzo comenzó a analizar todos los aspectos.
Lorenzo llegó a la reunión con una mentalidad cautelosa. Pensaba que solo tendría que acordar algunos detalles para garantizar la felicidad de ambos, pero pronto se dio cuenta de que todo no era tan sencillo. Cuando se presentaron las condiciones, Lorenzo notó rápidamente que todos los beneficios en este matrimonio estaban a favor de Matilde. Ella recibía numerosos privilegios, desde bienes materiales hasta derechos dentro de la familia, mientras que los intereses de Curro quedaban completamente ignorados. Lorenzo nunca se había sentido tan engañado.
La incomodidad comenzó a crecer en él, y no pudo dejar de pensar en lo injusto que sería para Curro. Decidió entonces preguntar directamente a José Juan sobre el motivo detrás de esas condiciones.
José Juan, aunque no sorprendido, no pudo ocultar la tensión al enfrentar las preguntas de Lorenzo. “Esas son las condiciones que la familia de Matilde exige, y si Curro está de acuerdo, no podemos cambiar nada. Debemos aceptarlo por el bien a largo plazo de ambas partes”, dijo José Juan, pero sin convencer a Lorenzo.
Sin embargo, la situación se volvió aún más tensa cuando el hermano de Paco, un miembro de la familia de Matilde, pidió una suma de dinero considerable durante la negociación. Esta solicitud no solo parecía completamente irracional, sino que también parecía una táctica para presionar a Lorenzo a aceptar las condiciones sin opción a elegir. Lorenzo comenzó a sentirse acorralado, y aunque quería proteger a Curro, no podía hacer nada más que reconsiderar todos los términos.
Mientras tanto, Curro y Matilde, aunque no participaban directamente en las negociaciones, comenzaron a darse cuenta de que su matrimonio no era tan sencillo como pensaban. Curro, una persona que siempre había creído en el amor y la lealtad, comenzó a sentir que era solo una pieza en un juego de ajedrez lleno de cálculos. No solo estaba atrapado en los planes financieros de la familia, sino que también se dio cuenta de que no estaba siendo parte de las decisiones que afectaban su propio futuro.
Matilde, aunque la que más ganaba en este matrimonio, no podía escapar de la presión. Se dio cuenta de que podría tener que sacrificar mucho para mantener su posición en la familia, e incluso la lealtad de Curro. Ambos empezaron a darse cuenta de que no eran ellos quienes elegían su propio camino, sino que eran solo piezas en un juego que otros estaban controlando.
Cuando todas las partes comenzaron a darse cuenta de la tensión y la falta de transparencia en las negociaciones, la situación se estancó. Lorenzo, Curro, Matilde y sus familias se vieron atrapados en un callejón sin salida, sin querer ceder, pero con razones personales para seguir jugando este complicado juego de intereses.
Finalmente, Curro y Matilde se dieron cuenta de que solo ellos podían decidir su propio futuro y que ser arrastrados a los intereses de la familia no era el camino que querían seguir. Cansados de los cálculos y la manipulación, decidieron enfrentarse a la verdad, aunque eso pudiera cambiarlo todo.
Este matrimonio ya no era un juego de ajedrez lleno de cálculos y maniobras. Solo cuando las piezas del juego se dieron cuenta de la verdad, pudieron encontrar su propio camino.