Lope no se deja amedrentar y se encara a la duquesa de Carril con valor y determinación. La madre de Vera convoca al cocinero de ‘La Promesa’ a solas para pedirle que se aleje de su hija si quiere darle un buen porvenir. Sin embargo, Lope no se doblega y le pone en su sitio.
En paralelo, Cruz se presenta en la zona de servicio para exigir que el asunto de su hijo Manuel con Jana no trascienda. No va a tolerar que se alimenten los mentideros y tomará represalias implacables con quien ose a hacerlo. Esto provoca que Jana apriete los dientes y decida presentarse en la alcoba de la marquesa y hablar de toda su relación con Manuel. Pero la conversación acaba mal.
Mientras, Manuel reúne a sus padres para reafirmarse en su decisión de casarse con la criada y darles un ultimátum. Esto da lugar a una situación muy tensa. Alonso va a proyectar una cara muy oscura en todo esto. Quizás por el resentimiento y las heridas del pasado, y por recordar que a él le pasó lo mismo y tuvo que renunciar a ello por el apellido Luján.
Además, Julia le cuenta a Martina toda la verdad respecto a su identidad y esta se compadece de ella. Y Catalina le dice a Pelayo que le gustaría tener su hijo con él, esta propuesta es lo último que necesita el conde para hundirse en su océano de dudas. Pese a todo, el conde de Añil buscará un acercamiento con Catalina, aunque veremos si no cambia de opinión, pues le queda una desagradable sorpresa que conocer.
Margarita le cuenta al conde de Ayala que Martina no quiere irse vivir con ellos y a él, sorprendentemente, le parece bien que, tras el matrimonio, la muchacha permanezca en La Promesa. Así se podría librar de ella fácilmente.
Y María Fernández, que se martiriza cada vez que piensa en el maldito cuaderno que lo ha destapado todo, confiesa a todos que su relación con Salvador no está pasando por un buen momento. Petra, por su lado, sigue arremetiendo contra Marcelo y Teresa no tiene otra que morderse la lengua ante el poder del ama de llaves.