El sargento Burdina, con su insistencia en la investigación, presiona a Rómulo para que revele la verdad. El mayordomo se encuentra en una encrucijada: puede negar su participación y esperar que la investigación no lo encuentre culpable, o puede confesar lo que sabe y enfrentar las consecuencias.
Si Rómulo decide hablar, la verdad podría poner en riesgo la tranquilidad de La Promesa. El peso de la verdad sobre su pasado podría destruir la imagen de orden y seguridad que se ha forjado en la casa, generando un clima de tensión y miedo entre los habitantes.