Jana, ahora parte de la familia Luján, sentía la presión de su nuevo rol. A pesar de que se esforzaba por integrarse y demostrar que era digna, en los ojos de la Marquesa, seguía siendo una persona ajena, especialmente después de que ella abandonara repentinamente la cena organizada en su honor. Jana sabía que había herido el honor de la familia, pero en realidad solo quería escapar de la tensión y la presión que todos le imponían.
Cruz, aprovechando esta oportunidad, rápidamente contrató a un tutor para Jana, cuya tarea no solo sería enseñarle, sino también avergonzarla públicamente. El objetivo real de Cruz no era mejorar la imagen de Jana, sino hacerla sentir incómoda y humillada delante de todos, asegurándose de que siempre se sintiera como una intrusa en la familia Luján, incapaz de integrarse.
La tensión dentro de la familia parecía no disminuir, hasta que apareció un nuevo personaje que cambiaría todo. Se trataba de Gloria, una mujer de gran inteligencia y fortaleza espiritual. La llegada de Gloria no solo desbarató los planes de Cruz, sino que desató los conflictos latentes dentro de la familia Luján. Gloria rápidamente se dio cuenta de las intenciones de Cruz y no dudó en enfrentarse a ella, poniéndose del lado de Jana y ayudándola a ver que no estaba sola en esta lucha.
A pesar de verse atrapada en una batalla difícil, Jana comenzó a aprender que no todas las victorias provienen de grandes actos. A veces, simplemente mantenerse firme y luchar por uno mismo era suficiente para cambiar las cosas. Con el apoyo de Gloria, Jana empezó a encontrar su propio camino, no solo dentro de la familia Luján, sino también en su propia vida. Se dio cuenta de que para integrarse no se trataba de complacer a todos, sino de encontrar su confianza y el valor en sí misma.