En una habitación oscura, Martina y Petra se enfrentan la una a la otra. Las miradas de ambas están llenas de dolor y odio. Ambas son víctimas del Conde Ayala, quien ha destruido cruelmente sus vidas.
Martina, con una expresión fría y decidida, habla primero: “Petra, debemos hacer algo para vengarnos de Ayala. Nos ha arrebatado todo.”
Petra, la mujer que fue amante de Ayala y madre de su hijo, guarda silencio por un largo rato antes de responder: “Lo sé. He esperado este día durante mucho tiempo.”
Martina le pide a Petra que cuente toda la verdad sobre su relación con Ayala y la misteriosa muerte de Feliciano, su hijo. Petra comienza a hablar, su voz temblorosa por el dolor. Relata las dulces promesas de Ayala, los días felices que compartieron, y la noche aterradora en la que Feliciano se fue.
A medida que se revelan los detalles crueles y desgarradores, Martina se siente aún más decidida a desenmascarar a Ayala ante todos. Quiere destruir su poder y reputación, hacer que pague por los crímenes que ha cometido.
Petra, aunque dolorida al recordar el pasado, acepta ayudar a Martina. Ella quiere obtener justicia para su hijo y poner fin al dominio de Ayala.
Martina y Petra comienzan a trazar su plan de venganza contra Ayala. Reúnen pruebas, se contactan con personas que han sido perjudicadas por Ayala, y construyen una red secreta para enfrentarse a él.
Mientras tanto, Ayala sigue viviendo en lujo y poder. No tiene idea de la conspiración que se está tejiendo a sus espaldas. Continúa su vida de extravagancia, crueldad e insensibilidad.