La llegada de la prometida de Manuel al palacio causó un gran revuelo entre los habitantes. Todos se sorprendieron al ver a la joven, que hasta hace poco había sido parte del servicio, ahora en un rol completamente diferente. Pelayo, un hombre de principios firmes y costumbres antiguas, no podía creer lo que sucedía. Para él, era inapropiado invitarla a su boda, considerando que hasta no hace mucho ella les servía el desayuno con una humildad que ahora parecía desvanecerse con su nuevo estatus. La presencia de la prometida de Manuel en el palacio rompía con las normas no escritas que regían en su círculo.
Mientras tanto, Curro, desesperado por evitar su inminente matrimonio con Julia, acudió a Alonso en busca de ayuda. Curro no deseaba un futuro con Julia, pero no encontraba una salida fácil. Alonso, siempre dispuesto a echar una mano, pensó en cómo podría ayudarlo a escapar de la situación sin deshonrar a nadie. La situación de Curro solo añadía más tensión a la atmósfera ya cargada de la familia.
Por otro lado, Martina no podía quedarse tranquila con las especulaciones sobre Ayala y su relación con una joven del servicio. Insistió una y otra vez para que Ayala le confesara si había tenido algún romance con ella. Las tensiones aumentaban entre los miembros del servicio, ya que todos comenzaban a preguntarse qué estaba sucediendo realmente entre ellos.
En cuanto al servicio, Teresa finalmente llegó a una decisión que cambiaría el rumbo de su vida. Después de meditar mucho, optó por quedarse en La Promesa, el lugar que conocía bien, en lugar de mudarse a Portugal con su hermano. La elección no fue fácil, pero sentía que su futuro estaba atado a ese palacio, donde había experimentado tanto.
En medio de estos eventos, el padre Samuel sorprendió a todos al regresar al palacio con el crucifijo robado, asegurando haberlo encontrado de manera fortuita. Aunque su historia parecía plausible, las dudas comenzaron a surgir. ¿Le creerían los demás o su aparición con el crucifijo solo desataría nuevas intrigas en el palacio? Las respuestas a esas preguntas aún estaban por llegar, y la atmósfera en el palacio se tornaba cada vez más tensa, con secretos por descubrir y relaciones por resolver.