La sorprendente confesión del asesino de Gregorio en ‘La Promesa’: fue para proteger a una de las protagonistas

Los últimos acontecimientos de La Promesa han estado marcados por el asesinato de Gregorio. Hace ya unos días que se produjo el fatal desenlace, pero nadie en el palacete sospechaba que el autor de la tragedia estaría entre ellos.

[Atención, esta noticia contiene spoilers sobre el capítulo 451 de La Promesa]

Tras la detención de Manuel Luján como presunto culpable, Rómulo, el mayordomo, dio un paso al frente y confesó que era él quien había matado a Gregorio.

En un primer momento se creyó que se había autoinculpado para liberar al heredero del marquesado, pero no es así. En el capítulo de este viernes 25 de octubre, Rómulo confirmó a Pía que él es el único responsable de lo ocurrido.

Preocupada por la salud de su compañero, el ama de llaves de La Promesa se presentó en la cárcel para darle ánimos. Sin embargo, salió de allí totalmente escandalizada.

“Yo me merezco morir y es justo que muera aquí.Yo soy culpable y créame que no lo digo por decir. Yo maté a Gregorio Castillo. Le pegué un tiro en el pecho y, lo peor de todo, es que no tengo remordimientos”, confesó el mayordomo.

Pero, ¿por qué lo hizo? Al parecer, Rómulo descubrió que Manuel iba a reunirse con el señor Castillo y decidió espiar el encuentro. Escuchó entonces que Gregorio quería descubrir el paradero de Pía, su exmujer, que tuvo que fingir su propia muerte para huir de él.

Rómulo salió de su escondite e intentó convencer a Gregorio de que se olvidara de la joven, pero él se negó a ceder: “¡No pienso renunciar a mi esposa. Si no quiere estar conmigo, la muerte será lo único que nos separe”.

Gregorio estaba totalmente convencido de que debía matar tanto a su mujer como a quienes se interpusieran en su camino, así que trató de acuchillar al mayordomo. Y este, al verse atacado, sacó un arma de fuego y acabó con su vida.

Rómulo tiene la conciencia tranquila porque sabe que evitó un mal mayor, pero acepta que debe responder de sus actos: “Acabar mis días en la cárcel es el castigo que merezco. Uno tiene que asumir sus responsabilidades, y yo he matado”, le dijo a Pía desde su celda.

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