Simona y Candela siempre sintieron que había algo extraño sobre el padre Samuel. Una noche, mientras preparaban la cena, Simona y Candela comenzaron a hablar sobre las cosas inusuales que habían observado en él. “Lo he visto entrando a la biblioteca en secreto por la noche, y siempre cierra la puerta con llave,” dijo Simona, con voz preocupada. “Creo que está ocultando algo.”
Candela asintió en acuerdo. “Y también lo he oído hablar por teléfono con una voz muy diferente, como si estuviera hablando con alguien que no conocemos.”
A partir de ese momento, las dos hermanas decidieron investigar por su cuenta. Comenzaron a rebuscar en los viejos cuadernos, las cartas no abiertas y los objetos extraños que encontraron en la oficina del padre Samuel. Cuanto más investigaban, más misterios descubrían.
No solo Simona y Candela, sino también los sirvientes del castillo comenzaron a notar las acciones extrañas del padre Samuel. La anciana ama de llaves, María, contó que había visto varias veces al padre entrando y saliendo de una habitación secreta en el sótano.
“Intenté abrir la puerta de esa habitación, pero estaba cerrada con llave,” dijo María, con voz temblorosa. “Siento que hay algo muy aterrador escondido allí dentro.”
Los rumores sobre los secretos del padre Samuel se extendieron rápidamente por todo el castillo. Otros miembros de la familia, amigos cercanos e incluso los vecinos comenzaron a sospechar. La atmósfera tensa llenó la antigua casa.
Una noche, cuando todos estaban dormidos, Simona y Candela decidieron colarse en la habitación secreta. Estaban curiosas por saber qué había dentro. Con el corazón latiendo con fuerza, abrieron lentamente la vieja puerta.
Dentro de la habitación, una escena extraña se presentó ante sus ojos. Había muchos libros antiguos, mapas raros y objetos de metal brillante. En el centro de la habitación, había un gran escritorio, con una caja de madera cerrada con llave.
Simona y Candela intentaron abrir la caja, pero no tuvieron éxito. Se dieron cuenta de que, para descubrir el secreto del padre Samuel, necesitaban encontrar la llave.